Experiencias

CONNECTA
Este año queremos hablar del Curso de Formación Ocupacional Connecta, una de las propuestas formativas más valoradas de la Fundación, que incluye competencias ocupacionales teóricas y prácticas. Nos interesa entender qué impacto representa desde la visión del profesorado, por eso hemos pedido a Lídia Saavedra, maestra del equipo formativo desde el 2014, que nos dé su punto de vista.

Lídia Saavedra

¿Nos puedes explicar muy brevemente, con tus palabras, en qué consiste el Curso de Formación Ocupacional Connecta?

El curso «Connecta” va dirigido a las personas con discapacidad intelectual que han finalizado la etapa obligatoria de educación secundaria. Es muy interesante que tengan esta oportunidad, dado que hay pocas alternativas. Por un lado, «Connecta» integra prácticas de circuitos laborales en el aula, como oficina, limpieza, tienda, restaurante, jardinería… Por otra, se llevan a cabo prácticas efectivas en empresas, con un seguimiento exhaustivo a fin de que el chico o la chica sienta que puede realizarlas, intentando siempre vivir una experiencia de éxito. Paralelamente, se hacen tutorías periódicas, a través de las cuales se hace un seguimiento personalizado.

 

¿Cuál crees que es el perfil de los alumnos del programa «Connecta»?

Los jóvenes que acceden al programa son jóvenes con discapacidad intelectual, muchos de los cuales han sufrido en la escuela situaciones de acoso o de rechazo (bullying). El trabajo de habilidades sociales que llevamos a cabo pienso que es importante para que puedan recuperar la autoestima: trabajo de identificación y gestión emocional, gestión de conflictos, círculos de pensamientos, automotivación, referentes, etc.

 

¿Qué te gusta más de esta formación?

A mí, personalmente, las tutorías individuales y las sesiones de habilidades sociales. Aunque he disfrutado con todas las asignaturas. Me ha gustado ver cómo los jóvenes adquieren habilidades que les son prácticas y útiles para el día a día. Por ejemplo, en cultura general, que puedan explicar oralmente una noticia de manera coherente, rica en vocabulario, con detalles… O bien en economía doméstica, que sepan resolver una situación de compraventa para la gestión del sistema monetario. Es muy importante el enfoque práctico que se da a las asignaturas, partiendo siempre de contenidos conceptuales, pero con la intencionalidad de potenciar las habilidades. También me siento muy feliz cada vez que contratan un joven.

¿Crees que las prácticas vinculadas a la formación son necesarias?

Son muy positivas porque ayudan al alumno a darse cuenta de sus puntos fuertes y de sus puntos débiles y, a través del proceso de la reflexión en las tutorías, a poder reconocer lo que hace bien y lo que puede mejorar. De este modo, cuando comienza un trabajo tienen más seguridad. Sabemos que los nervios están siempre ahí, pero las prácticas ayudan a hacer poso.

 

¿Qué ha significado para ti el programa «Connecta»?

Por un lado, he disfrutado de muy buenos momentos. Como he dicho, me ha gustado participar en las tutorías, las diversas asignaturas…, y me ha gustado ver los cambios en algunos de los jóvenes. Ahora bien, también ha habido momentos de frustración, porque a veces ves que los jóvenes dan un paso adelante y dos atrás. Entonces te replanteas si no lo has hecho suficientemente bien, en qué puedes mejorar, qué recursos o estrategias te pueden ayudar a avanzar y a adquirir más habilidades. Es un proceso de reflexión constante que, a pesar de la frustración, me gusta.

Pero también me ha servido para darme cuenta de que socialmente tenemos que evolucionar. Desde la sociedad pedimos habilidad y agilidad a los jóvenes porque el objetivo está puesto en la ganancia final, el dinero. Yo pienso, tal vez desde la utopía, que la sociedad debería integrar a los jóvenes reconociendo otros valores como meta a alcanzar.

Lidia Saavedra entrevista experiències Astrid-21
Este año queremos hablar del Curso de Formación Ocupacional Connecta, una de las propuestas formativas más valoradas de la Fundación, que incluye competencias ocupacionales teóricas y prácticas. Nos interesa entender qué impacto representa desde la visión del profesorado, por eso hemos pedido a Lídia Saavedra, maestra del equipo formativo desde el 2014, que nos dé su punto de vista.

Lídia Saavedra

¿Nos puedes explicar muy brevemente, con tus palabras, en qué consiste el Curso de Formación Ocupacional Connecta?

El curso «Connecta” va dirigido a las personas con discapacidad intelectual que han finalizado la etapa obligatoria de educación secundaria. Es muy interesante que tengan esta oportunidad, dado que hay pocas alternativas. Por un lado, «Connecta» integra prácticas de circuitos laborales en el aula, como oficina, limpieza, tienda, restaurante, jardinería… Por otra, se llevan a cabo prácticas efectivas en empresas, con un seguimiento exhaustivo a fin de que el chico o la chica sienta que puede realizarlas, intentando siempre vivir una experiencia de éxito. Paralelamente, se hacen tutorías periódicas, a través de las cuales se hace un seguimiento personalizado.

 

¿Cuál crees que es el perfil de los alumnos del programa «Connecta»?

Los jóvenes que acceden al programa son jóvenes con discapacidad intelectual, muchos de los cuales han sufrido en la escuela situaciones de acoso o de rechazo (bullying). El trabajo de habilidades sociales que llevamos a cabo pienso que es importante para que puedan recuperar la autoestima: trabajo de identificación y gestión emocional, gestión de conflictos, círculos de pensamientos, automotivación, referentes, etc.

 

¿Qué te gusta más de esta formación?

A mí, personalmente, las tutorías individuales y las sesiones de habilidades sociales. Aunque he disfrutado con todas las asignaturas. Me ha gustado ver cómo los jóvenes adquieren habilidades que les son prácticas y útiles para el día a día. Por ejemplo, en cultura general, que puedan explicar oralmente una noticia de manera coherente, rica en vocabulario, con detalles… O bien en economía doméstica, que sepan resolver una situación de compraventa para la gestión del sistema monetario. Es muy importante el enfoque práctico que se da a las asignaturas, partiendo siempre de contenidos conceptuales, pero con la intencionalidad de potenciar las habilidades. También me siento muy feliz cada vez que contratan un joven.

 

¿Crees que las prácticas vinculadas a la formación son necesarias?

Son muy positivas porque ayudan al alumno a darse cuenta de sus puntos fuertes y de sus puntos débiles y, a través del proceso de la reflexión en las tutorías, a poder reconocer lo que hace bien y lo que puede mejorar. De este modo, cuando comienza un trabajo tienen más seguridad. Sabemos que los nervios están siempre ahí, pero las prácticas ayudan a hacer poso.

 

¿Qué ha significado para ti el programa «Connecta»?

Por un lado, he disfrutado de muy buenos momentos. Como he dicho, me ha gustado participar en las tutorías, las diversas asignaturas…, y me ha gustado ver los cambios en algunos de los jóvenes. Ahora bien, también ha habido momentos de frustración, porque a veces ves que los jóvenes dan un paso adelante y dos atrás. Entonces te replanteas si no lo has hecho suficientemente bien, en qué puedes mejorar, qué recursos o estrategias te pueden ayudar a avanzar y a adquirir más habilidades. Es un proceso de reflexión constante que, a pesar de la frustración, me gusta.

Pero también me ha servido para darme cuenta de que socialmente tenemos que evolucionar. Desde la sociedad pedimos habilidad y agilidad a los jóvenes porque el objetivo está puesto en la ganancia final, el dinero. Yo pienso, tal vez desde la utopía, que la sociedad debería integrar a los jóvenes reconociendo otros valores como meta a alcanzar.